Ander Serrano: “Ha sido un gran reto dar a los personajes opiniones contrarias a las mías”

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Ander Serrano, con ejemplares de su nuevo libro

El escritor de Santurtzi presenta ‘El río que sabía guardar secretos’, una novela negra que se desarrolla en un pequeño pueblo donde se produce una desaparición: “Me atrae esa atmósfera opresora donde todos los vecinos se conocen”

Ander Serrano: “Ha sido un gran reto dar a los personajes opiniones contrarias a las mías”

El santurtziarra Ander Serrano vuelve a las librerías con ‘El río que sabía guardar secretos’, su quinta obra literaria. El escritor se aleja esta vez de su lenguaje más coloquial y gamberro para apostar por un estilo sobrio y muy documentado, en el que ha cuidado al detalle aspectos como los procedimientos policiales o la naturaleza. Fascinado por las relaciones humanas en los pueblos pequeños, Serrano se atreve a entrar en terrenos delicados con el objetivo de remover por dentro al lector y dejarle la sensación de que el viaje ha merecido la pena.
 

‘El río que sabía guardar secretos’ se desarrolla en un pequeño pueblo donde todos se conocen. ¿Qué te inspiró a crear esta ambientación rural tan marcada en tu nueva novela? 
Lo principal, el tipo de relaciones que suele haber en los pueblos pequeños, muy diferentes a las que hay en las ciudades. En un pueblo todos se conocen, saben la vida de los demás, todo el mundo se entera de lo que pasa... Es como una atmósfera más opresora. Si has ganado la lotería, todo el pueblo se va a enterar, si llegas borracho a casa, también. Y los lazos que se generan, buenos y malos, también son diferentes. No es lo mismo llevarte mal con tu vecino del cuarto con el que te cruzas una vez por semana, que con el vecino de enfrente al que ves todos los días al salir de casa. Y ese contexto y esa atmósfera, me atrae mucho. Y más, si es como en esta novela, donde hay una desaparición, todos los vecinos se empiezan a acusar entre sí y a sacar trapos sucios, y dos familias, enfrentadas desde hace décadas, prometen guerra si han sido los contrarios los culpables. 
 

En la historia, el río es casi un personaje más al que los vecinos culpan de los males y que guarda los secretos. ¿Qué simbolismo quieres transmitir con ello? 
Cierto, el río se convierte en una especie de ente maligno al que culpar de todos los males del municipio. Odian al río, y al contrario que la mayoría de pueblos, que buscaban estar cerca del agua, aquí les gustaría alejarse. Creen que en la desaparición con la que se abre la novela, el río ha tenido algo que ver. Es o ha sido bastante común en nuestra sociedad y más en pueblos pequeños, con tradiciones bien arraigadas, culpar a ‘algo’ de los males que ocurren. Incluso hoy en día donde, a través de la Ciencia, se puede explicar prácticamente todo, se siguen teniendo creencias así. 
 

Has incluido temas muy delicados como la religión, la violencia contra las mujeres o la pederastia. ¿Cómo ha sido el reto de tratar asuntos tan duros? 
Uno de los grandes retos, ha sido darles opiniones a los personajes, no solo totalmente diferentes a las mías, sino contrarias a la humanidad. Escribir sobre cómo se justifica la pederastia o el placer que siente alguien al golpear a una mujer, ha sido exigente. Pero son temas transversales a la sociedad y no los he incluido por querer hablar del tema o generar debate, sino porque tienen su importancia en la trama de la novela. Mientras la pareja de policías investiga la desaparición, van descubriendo el lado oscuro de las personas a las que interrogan. Incluso las de sí mismos.


El proceso de documentación ha sido clave, tanto sobre la naturaleza como sobre los procedimientos policiales. ¿Cómo ha sido este proceso para dotar de realismo a la historia? 
Por primera vez, he dejado la comodidad de no escribir sobre lo que no sé, o desarrollar la acción de la novela pasando por alto ciertos aspectos, y he desarrollado una labor de documentación importante para que la historia tenga más realismo. Así por ejemplo, cómo se delimita la zona en la que aparece un cadáver y cual es el protocolo policial, es veraz. Al igual que todas las descripciones de la naturaleza, cómo son los procesos de exhumación e inhumación de los cadáveres, cuánto dura una autopsia, o cómo es una determinada apertura de ajedrez. A través de muchos conocidos y amigos que controlan de diferentes materias, he sacado toda esta información. Y ha sido un trabajo guapo, por lo menos para mí, que ha despertado mi curiosidad. Tengo la mala suerte, como todo el mundo, de no saber de todo, pero la buena suerte de tener teléfonos de mucha gente que sí sabe del tema que necesito.
 

¿Con qué sensación te gustaría que se quedaran los lectores tras leer el libro? 
Como siempre, intento alterar la química interna, que algo en cada lector y lectora se remueva por dentro. Que terminen el libro, y ya sea por el sorprendente final, por los personajes, o por los temas que trato, piensen que ha merecido la pena dedicar su tiempo a leer mi libro. Y ya, si se quedan con ganas de más, sería perfecto.
 

Este es ya tu quinto libro, cuatro de ellos novelas, y con diferentes géneros. ¿En qué sientes que has evolucionado como escritor desde tus primeras obras hasta ahora? 
Esta vez he intentado escribir de una forma que no suele ser habitual en mí. He dejado un poco de lado el lenguaje coloquial, con muchas palabrotas y en definitiva, un poco más vulgar, y he escrito de una forma más sobria y técnica. Es probable que esa haya sido la mayor evolución. Además, quizá porque las tramas son más complejas o porque añado más información, he sido más estructurado y organizado escribiendo. Por primera vez he preparado un guion y no he ido improvisando a cada página. O por lo menos, no he improvisado tanto. Y estoy contento con el resultado porque es una novela negra al estilo clásico, donde una pareja muy peculiar de policías tienen que investigar una desaparición y hallar al culpable, pero mantengo mi toque personal de que sea ágil, sin grandes descripciones, donde los personajes transmiten sus  emociones.